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Técnicas Argumentativas en el Discurso Político Boliviano (página 2)



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CAPÍTULO I: EL PROBLEMA DE
INVESTIGACIÓN

  1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
  2. El proceso de
    producción y recepción de
    mensajes no puede entenderse sino inmerso en un contexto
    socio-cultural en el cual cada una de las personas que
    formamos parte de él, interactuamos y nos relacionamos
    continuamente y con diferentes propósitos.

    Esta interacción en el seno de una
    determinada sociedad,
    se realizará a través de formas de lenguaje
    particulares entre la que se encuentra, como una de las
    principales, el discurso:
    Un producto
    significativo complejo de realización oral y naturaleza
    lingüística, utilizado por los
    seres humanos para relacionarnos en sociedad.

    Es en este tipo de formas y a través de ellas que
    los hombres y las sociedades
    se identifican a sí mismos y al mundo que les rodea en
    cada momento de su historia,
    desde su inicio hasta el momento de su
    desaparición.

    De esta manera, los discursos
    inmersos en una dinámica social, erigirán
    significados y plantearán la confección de
    visiones del mundo: mantendrán o modificarán,
    según las necesidades sociales, las nociones sobre la
    realidad que son confeccionadas a través de las ideas
    esbozadas por estos conjuntos
    significativos coherentes.

    La producción de diversas visiones del mundo
    implica, a su vez, el enfrentamiento de las mismas a manera
    de una continua contienda discursiva, donde las visiones del
    mundo que reflejen de una manera más apropiada la
    realidad de una sociedad en un momento determinado de su
    historia, tendrán mayores opciones de imponerse sobre
    las demás.

    Resulta entonces que la eficacia
    adquirida por los discursos que reflejan diferentes visiones
    del mundo depende, en cierta manera, de la forma en que estos
    están adecuadamente constituidos en su
    argumentación. De esta manera, los discursos pueden
    circular y ser aceptados por los individuos de una sociedad,
    modificando eventualmente su accionar, solamente si han
    convencido y persuadido a su auditorio sobre las propuestas
    de visiones del mundo instituidas mediante su
    argumentación.

    Consecuentemente, el discurso utilizando un conjunto de
    estrategias argumentativas que busquen
    adhesión de la sociedad a las ideas que proyecta,
    repercutirá de manera directa, pero no exclusiva, en
    la aceptación o rechazo de las nociones de realidad
    planteadas, de manera que éstas puedan constituirse en
    la base del razonamiento que eventualmente dirigirá el
    rumbo de las acciones
    que las sociedades contemporáneas y sus miembros
    emprendan.

    Es precisamente en este punto, donde la política ejerce un rol fundamental en
    la historia de las sociedades, en la medida en que ella
    interviene en la definición de los destinos de los
    pueblos y naciones, a través de esta importante
    manifestación simbólica.

  3. FORMULACIÓN
    DEL PROBLEMA

Las interrogantes que pueden surgir sobre el uso del lenguaje
en su contexto social, y más específicamente sobre
la argumentación dentro del discurso en el ámbito
político, son variadas y diversas dada la naturaleza del
lenguaje que permeabiliza e impregna cada una de las actividades
humanas.

En este entendido, el presente estudio considera la
enunciación de preguntas de investigación sobre la argumentación
discursiva en un plano que concierne, precisamente, a la
utilización del lenguaje en nuestras sociedades.

Así, considerándola como una guía
orientadora hacia las respuestas e información que se buscan con la
investigación (Hernández, 2003: 46 y 48), se
formula la pregunta de investigación en los siguientes
términos:

  • ¿Cuales son las características
    fundamentales de las técnicas
    argumentativas que destacan los mensajes presidenciales de
    marzo de 2005 relacionados con la primera renuncia del entonces
    Jefe de Estado?
  1. OBJETIVOS
    1. OBJETIVO
      GENERAL
  • Describir las principales características de las
    técnicas argumentativas que destacan los mensajes
    presidenciales de Marzo de 2005 relacionados con la
    presentación de la primera renuncia al cargo de
    Presidente de la nación.
  1. OBJETIVOS
    ES
    PECÍFICOS
  • Analizar las principales perspectivas teóricas
    relacionadas con el análisis del discurso.
  • Examinar las aproximaciones conceptuales a la
    argumentación discursiva.
  • Analizar los elementos teóricos que caracterizan
    al Discurso Político.
  • Examinar las características fundamentales de las
    técnicas argumentativas en el Discurso.
  • Esbozar un panorama social y político sobre los
    acontecimientos más relevantes suscitados en Bolivia
    durante los primeros meses de 2005, en relación con la
    presentación de los discursos de la renuncia
    presidencial.
  • Identificar, clasificar y describir el uso de las
    técnicas argumentativas que destacan los mensajes
    presidenciales de marzo de 2005 relacionados con la primera
    renuncia del Jefe de Estado.
  1. JUSTIFICACIÓN
  2. La importancia académica que la presente
    investigación alcanza, se expone con mayor amplitud en
    los ámbitos Teórico-Metodológico y
    Social-Práctico presentados a continuación.

    1. RELEVANCIA
      TEÓRICO-METODOLÓGICA
    2. La importancia teórica que reviste la
      realización de estudios sobre la
      Argumentación Discursiva, radica en el hecho de
      que el desarrollo y actualización de estas
      investigaciones, propician y dinamizan el
      enriquecimiento científico en este campo de
      conocimiento tan fructífero en las
      ciencias humanas y sociales. Este
      desarrollo académico se hace muy necesario en un
      campo que, a pesar de su fertilidad, ha tenido tan pocos
      resultados en nuestro medio: baste mencionar, como
      ejemplo, que una revisión reciente del registro de tesis
      en la Facultad de Humanidades de la UMSA presenta tres
      investigaciones de tesis de licenciatura que tocan temas
      relacionados con el discurso y, solamente una de ellas
      (Angola, 2001), está directamente relacionada con
      el estudio del discurso persuasivo-argumentativo.

      El registro de un número reducido de
      investigaciones de este tipo (si bien éstas puedan
      no ser las únicas realizadas en torno
      a la temática consultada) se considera como un
      indicador del estado germinal de los estudios sobre el
      discurso en el contexto local; entonces, la necesidad
      teórica de realizar nuevos tratamientos
      académicos para comprender con mayor profundidad
      el fenómeno discursivo en la sociedad, se hace
      patente.

      A este tenor, la producción de nuevos
      conocimientos en el campo del análisis
      argumentativo, permitirá ampliar, perfeccionar y
      profundizar los estudios existentes, de manera que este
      esfuerzo pueda constituirse en una respuesta
      teórica que aporte a la investigación del
      discurso y los fenómenos argumentativos en el
      contexto inmediato de nuestro quehacer
      académico.

      Igualmente significativa, es la incursión que
      el presente estudio hace en las técnicas de
      investigación de tipo no-cuantitativo que plantean
      las características propias de nuestro objeto de
      estudio; esto se realiza desde una perspectiva
      metodológica cercana a lo que autores como
      Hernández S. et al. (2003), denominan enfoque
      cualitativo.

      De esta manera, la aplicación de la presente
      propuesta metodológica a la realidad circundante
      —a través de la aplicación,
      adecuación y complementación de
      técnicas propias del análisis de la
      argumentación en el discurso— permite
      encarar los estudios lingüísticos y de las
      ciencias del lenguaje desde una perspectiva diferente que
      plantea dar nuevas respuestas al estudio de los
      fenómenos discursivos en nuestro medio.

      Por lo anteriormente mencionado, la presente
      investigación y su tema de estudio pueden
      considerarse planteados en función a un criterio de
      originalidad, entendiendo la misma como el carácter de novedad de un trabajo. A este respecto, Hernández
      (2003) retoma los criterios expresados por Dankhe (1986)
      sobre ideas de investigación "novedosas";
      así una idea de investigación es novedosa
      cuando permite "actualizar o adaptar planteamientos
      derivados de investigaciones efectuadas en contextos
      diferentes, o a través de nuevos caminos."
      (Hernández 2003: 35).

      Entonces, al momento de pensar en la originalidad o
      novedad del presente estudio, se puede considerar la
      adecuación, complementación y
      aplicación de los métodos del análisis de la
      argumentación en el discurso (vale decir, del
      análisis argumentativo) que permiten encarar el
      estudio de este hecho del lenguaje de una manera
      alternativa en nuestro medio, donde el análisis
      del discurso tiene un desarrollo que necesita de mayores
      aportes teóricos y metodológicos.

    3. RELEVANCIA
      SOCIAL-PRÁCTICA

    La importancia que implica el estudio de la
    Argumentación Discursiva, debe repercutir en la
    sociedad y su realidad inmediata, enmarcándose al
    menos, en una dimensión práctica y
    operativa.

    Así, el
    conocimiento de la realidad y los fenómenos
    sociales desarrollados en su seno, conlleva ineludiblemente
    la necesidad de cambio y
    transformación para una mejora constante y
    dinámica de la misma, a través de la
    utilización del conocimiento
    académico-científico que se plasma y concreta
    en innovaciones prácticas de las diferentes
    áreas del conocimiento humano.

    Estas innovaciones surgidas en el ámbito de las
    ciencias
    sociales y humanísticas, deberán
    desarrollarse esencialmente, como recursos e
    instrumentos aplicados de manera particular y con prioridad,
    en el campo educativo correspondiente.

    En este punto cabe recordar que, si bien las
    investigaciones en ciencias sociales y humanidades se
    conciben como actividades científicas cuyos resultados
    son conocimientos culturales y apreciaciones que permiten
    comprender las expresiones humanas (Manual de
    Frascati citado por Lozada 2004: 13), éstas se pueden
    relacionar con la investigación educativa con temas
    que "mejoren las condiciones de la enseñanza y orienten el proceso
    educativo
    " (Lozada 2004: 30).

    Las innovaciones propiciadas a partir del estudio de la
    Argumentación Discursiva, son susceptibles de tener
    importante repercusión en la enseñanza de la
    expresión oral en la lengua
    franca de la región (el castellano), cuyos ámbitos de
    aplicación comprenden dilatados campos, que contemplan
    la
    comunicación interpersonal, la formación
    escolar, la formación académica de pre-grado y
    post-grado, e incluyen esferas de aplicación en la
    publicidad, la formación
    política y el derecho.

    A manera de ejemplo, puede pensarse en la
    instrucción para la expresión oral en
    castellano orientada al debate de
    ideas en el ámbito universitario; la mencionada
    instrucción, que contemplaría la
    producción de material educativo para la
    asimilación de las características
    fundamentales de mecanismos verbales (sean aquellos
    planteados en la presente investigación u otros
    varios) y su puesta en practica en sesiones de debate,
    ayudaría a los estudiantes a expresar sus ideas con la
    claridad y fuerza
    necesaria para encontrar consensos en los problemas
    planteados al interior de su institución o la
    sociedad.

    Finalmente, se debe insistir en que las mencionadas
    innovaciones no podrían realizarse si éstas no
    contemplaran, en una primera etapa, investigaciones que
    apunten a consolidar un sustento teórico
    suficientemente fundamentado que pueda ser, en una segunda
    etapa, difundido entre la comunidad
    académica para que esos conocimientos producidos
    puedan utilizarse en diferentes aplicaciones educativas
    según las necesidades del contexto social en el cual
    se desarrollen.

  3. HIPÓTESIS

La formulación de una hipótesis, tradicionalmente, se concibe
como la explicación tentativa del fenómeno
investigado (Hernández et al. 2003: 140); esta
proposición, que constituye una respuesta tentativa a las
interrogantes formuladas para el estudio del problema de
investigación, debe enmarcarse en el planteamiento de tipo
descriptivo del presente estudio.

Así, el estudio emprendido en las siguientes
páginas presenta la formulación de una
hipótesis de investigación descriptiva, entendida
como una afirmación general a manera de guía de
investigación
(Ibíd.: 149 y 167) .

En este sentido, la hipótesis de investigación
del presente estudio puede formularse en la presente
aserción:

Los mensajes presidenciales del ex-presidente boliviano
Carlos Diego Mesa Gisbert relacionados con la renuncia al cargo
durante el mes de marzo de 2005, destacan técnicas
argumentativas caracterizadas fundamentalmente por el uso del
lenguaje que manifiesta tentativas de persuasión sobre las
ideas expresadas en el discurso.

Por otra parte, si intentamos "didácticamente" concebir
la formulación previa en términos de la
tradición cuantitativa, se la puede plantear como una
proposición tentativa sobre las variables,
entendidas estas últimas como propiedades que tienen
variaciones que pueden observarse (Ibíd.: 142 y 144);
podemos pensar así, en las técnicas argumentativas
como propiedades del discurso que pueden variar en su
aparición y cuya variación es susceptible de
observarse.

Sin embargo, el uso del vocablo "variables" se considera
ligado a los estudios de tipo cuantitativo. Es conveniente
hablar, entonces, de "términos" o "conceptos" de la
hipótesis descriptiva formulada para el estudio del
fenómeno discursivo planteado en la presente
investigación, así como también es necesario
realizar la definición de los mismos (Ibíd.: 169 y
275).

Así, se definirá a las técnicas
argumentativas como procedimientos u
operaciones
verbales utilizadas para favorecer la adhesión de un
auditorio a las ideas formuladas por el orador en su
discurso.

El trabajo sobre estos elementos centrales en la
investigación (observación, registro y análisis) se
realizará considerando los datos, marcas u objetos
verbales/escritos (indicadores)
que revela el discurso. Estas marcas lingüísticas
tangibles en una instancia concreta (marcas que comprenden la
explicitación de categorías gramaticales como los
nombres o pronombres; asimismo, comprenden enunciados que
manifestarán designaciones nominales extensas o
descripciones), son denominados por Amossy (2000: 41)
"índices de alocución". En el estudio emprendido,
estos índices manifiestan las Técnicas
Argumentativas y permiten el estudio de sus
características, de esta forma se puede plantear el
trabajo de análisis argumentativo sobre las mismas. El
capítulo correspondiente al Método
ofrece mayores puntualizaciones sobre los índices de
alocución o unidades de registro utilizadas para conocer
las características argumentativas de las técnicas
empleadas en el discurso.

CAPÍTULO II: MARCO
TEÓRICO

  1. INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS
    ARGUMENTATIVO Y AL ESTUDIO DEL DISCURSO
    POLÍTICO
  2. Son variados los tratamientos teóricos efectuados
    sobre un objeto de interés académico que ha
    concitado la atención de los estudiosos del
    lenguaje en los últimos años: el discurso.
    Así, la pretensión de aclarar algunos
    elementos relacionados con este hecho del lenguaje
    multifacético y complejo, se presenta como el
    fundamento para la realización del siguiente
    desarrollo teórico.

    En este marco, iniciamos el estudio del objeto de
    nuestro interés con un esbozo que caracteriza al
    discurso, contemplando sus aspectos
    lingüísticos, su entorno situacional y su
    significación; esta mirada permite operacionalizar
    una definición que, si bien no pretende ser
    categórica, al menos plantea el desafío de
    una consideración más amplia, en
    relación con los aportes teóricos hechos por
    pensadores contemporáneos inmersos en el
    ámbito del estudio discursivo.

    Siguiendo esta línea, el tema tratado en la
    segunda sección, ofrece un sucinto panorama
    contemporáneo sobre las diferentes aproximaciones
    que han tomado parte en el estudio del uso del lenguaje y
    la manera en que se ha venido forjando el Análisis
    del Discurso. Este panorama se presenta a partir de una
    recapitulación de los tipos de Análisis del
    Discurso que han venido constituyendo la disciplina y cuyas perspectivas
    teóricas, brindan enriquecedores aportes para la
    comprensión de los fenómenos discursivos en
    la sociedad.

    Por su parte, la tercera sección propone la
    descripción de las
    características generales del estudio de la
    argumentación discursiva, concebido como un tipo
    particular de Análisis del Discurso cuyo
    planteamiento contempla elementos retóricos,
    lógicos y pragmáticos para el estudio de los
    mecanismos verbales puestos en marcha para la
    ejecución de una labor persuasiva orientada a un
    auditorio. Asimismo, se presenta la dimensión
    comunicativa de este tipo de análisis, proyectando
    una caracterización del sujeto destinatario de los
    mensajes; se permite vislumbrar las características
    y el papel de un tipo particular de receptor en el
    análisis discursivo-argumentativo: el auditorio.

    Cerrando la primera parte del marco
    teórico, y circunscribiéndose en el
    terreno de la eficacia de la palabra, se aborda el estudio
    del discurso político, poniendo en relieve
    las particularidades de esta forma del lenguaje cuya
    acción y repercusión entre los
    miembros de nuestras sociedades, hace necesaria una
    revisión académica sobre el particular.

    La reflexión desarrollada está orientada a
    comprender, de una forma más adecuada, los hechos
    del lenguaje presentes en nuestra abigarrada sociedad,
    desde una perspectiva de análisis alternativa.

    1. LA NATURALEZA
      DEL DISCURSO
    2. A pesar del apasionamiento y la casi
      congénita desorganización con la cual se
      aborda teóricamente el tema del discurso, se
      debe rescatar el enérgico interés
      presente al momento de tocar esta temática.

      Es evidente que circulan en nuestra sociedad, ideas
      sobre el discurso desde diversas perspectivas y
      ajustados propósitos académicos que,
      más que permitir el avance progresivo en el
      estudio de este hecho del lenguaje, lo entorpecen
      apuntando hacia direcciones, muchas veces,
      diferentes.

      Queda entonces, como una labor ineludible para los
      investigadores sociales, la búsqueda de una
      definición operativa que permita introducirnos
      al estudio del discurso y, si bien ésta parece
      una tarea ardua, compleja y constante, a su vez, se
      hace muy necesaria entre quienes ven en este estudio,
      una condición indispensable para la
      comprensión de los fenómenos
      comunicativos en la sociedad.

      El presente análisis intenta recuperar
      elementos teóricos que permitan elucidar las
      principales características del discurso. Los
      aportes conceptuales de los pensadores
      contemporáneos, componen la base sobre la cual
      se especificarán elementos útiles para el
      análisis de los fenómenos comunicativos
      presentes en la sociedad y la realidad local. El
      planteamiento desarrollado a continuación,
      describe algunas relaciones del discurso con elementos
      lingüísticos, situacionales y
      semánticos que propicien una aproximación
      a sus características en estos
      ámbitos.

      1. RELACION CON EL CÓDIGO
        LINGÜÍSTICO
      2. La incuestionable relación del discurso
        con la lengua, o código
        lingüístico, puede remontarse hasta las
        ideas matrices planteadas sobre el estudio
        contemporáneo del lenguaje.

        Ferdinand de Saussure, reorganiza el estudio de
        los hechos del lenguaje a partir de una
        división metodológica, que presenta
        la existencia de una lingüística de la
        lengua y una lingüística del habla.
        Dichas "lingüísticas" no pueden
        concebirse sino en relación complementaria,
        sin embargo, Saussure opta esencialmente por el
        estudio de la primera considerando secundario el
        estudio del habla (Saussure, 1987: 59-62). Esta
        división, conlleva las consecuencias de
        considerar el estudio del sistema lingüístico sin
        su correlativa actualización en la comunicación: en
        términos saussurianos, la lengua, que
        es el objeto de estudio de la
        lingüística propiamente dicha, se
        definirá como un código
        estático y de naturaleza social, mientras
        que el habla existirá como la
        utilización de este código en la
        actividad enunciativa individual (Ducrot y Todorov,
        1981).

        En concordancia con los términos
        anteriormente descritos se puede pensar
        inicialmente desde la perspectiva del presente
        estudio, que el discurso, categoría que no
        se inscribe de manera cabal en la concepción
        ni los niveles de lengua planteados por los
        seguidores de la lingüística
        estructural de Saussure, se sitúa fuera de
        ella en el nivel del habla como un producto de la
        actividad lingüística.

        Pero, ¿Cómo se puede pensar este
        producto lingüístico? Su
        producción estará íntimamente
        ligada tanto al código
        lingüístico, como a las situaciones de
        comunicación donde se manifiesta; podemos
        pensar en él como una forma que adopta
        el
        lenguaje a través de la
        actualización de la lengua en
        situación comunicativa. El discurso
        estará compuesto, entonces, necesariamente
        por elementos que conforman el código
        lingüístico, elementos que se
        actualizan en el discurso y serán
        susceptibles de considerarse como unidades de
        análisis.

        Al respecto, Otero (en Chomsky 1987: 164, 166 y
        173) define al discurso estructuralmente, como una
        secuencia de oraciones relacionadas, donde la
        oración es caracterizada como la frase
        más larga y la frase (en ocasiones
        identificada con el término sintagma) se
        concibe como una cadena de palabras que forma una
        unidad natural. Generalmente, se asigna a estas
        unidades un significado de tipo proposicional
        independiente de cualquier relación fuera
        del código.

        Esta estructura lingüística
        del discurso (oraciones y frases unidas en
        secuencia), será explicada por la gramática del texto que se encargará de
        estudiar las regularidades sistemáticas que
        empíricamente se hayan emitido en el
        discurso; así el discurso puede
        diferenciarse definiéndose como una unidad
        observacional, es decir, una emisión
        discursiva; por su parte el texto se
        encontrará en un nivel más cercano a
        las estructuras abstractas (Van Dijk
        1996a: 20 y ss.). Tanto texto como discurso, bajo
        la forma que asuman (sean diálogos,
        emisiones radiales, textos literarios, discursos
        políticos, etc.) serán considerados
        como un todo textual coherente y no
        simplemente una serie de frases o enunciados (Rosa
        1978: 113).

        Los elementos lingüísticos referidos
        (frases u oraciones) al momento de actualizarse en
        el discurso, formarán parte de un plano de
        realización opuesto a la lengua
        identificándose, entonces, con otra
        categoría apropiada para un análisis
        de constituyentes en el discurso: el
        enunciado.

        Fuentes (2000: 92 y ss.), lo define como la
        unidad mínima de comunicación de un
        hablante en unas circunstancias enunciativas; dicha
        unidad constituye un solo acto del decir que
        gramaticalmente no necesariamente coincide con la
        oración (ni sus límites) pues el enunciado
        está delimitado principalmente por
        entonaciones y pausas. Asimismo, el enunciado
        constituirá unidades mayores ya que el
        párrafo es caracterizado como
        un conjunto de enunciados y la secuencia, como un
        conjunto de párrafos, ambas unidades
        delimitadas también por su contenido
        semántico.

        Esta continuidad verbal de tamaño
        variable (el enunciado), al situarse en el plano de
        la actualización del código
        lingüístico, deberá considerarse
        como un producto discursivo: un objeto concreto escrito u oral (Charaudeau
        y Maingueneau 2002: 221; Van Dijk 1996b: 79).

        Por lo anteriormente mencionado, puede
        concebirse operativamente al enunciado,
        desde la perspectiva de la presente
        investigación, como un producto
        observacional del código (un objeto escrito
        u oral) constitutivo del discurso que actualiza,
        principalmente, sintagmas y oraciones
        lingüísticas
        . La variabilidad de
        sus límites coincidirá, no
        necesariamente con las unidades
        lingüísticas, sino con la
        expresión de una unidad comunicativa (donde
        un emisor transmite a un receptor un sentido o una
        idea completa); consecuentemente, el discurso
        estará integrado por enunciados y otras
        unidades observacionales mayores (párrafos y
        secuencias).

        Esta manera de abordaje conceptual que considera
        al código lingüístico como
        propiciador de enunciados y, por tanto, del
        discurso, debe considerar también otras
        relaciones con la situación comunicativa
        (tal como se discurre en el apartado siguiente) ya
        que el discurso tiende a considerarse,
        generalmente, como un texto en contexto (Adam
        citado por Charaudeau y Maingueneau 2002: 186).

        La relación que existe entre el discurso
        y la lengua puede considerarse integral,
        únicamente si se considera también
        conceptos como el de enunciación,
        situación de discurso y
        significación
        . La contribución de
        Ducrot 1981, es fundamental para entender las dos
        primeras concepciones.

        La enunciación es concebida por el
        autor, como el proceso de producción
        lingüística donde los elementos del
        código de la lengua complementan su sentido
        en función a factores que varían
        según las diferentes situaciones en las que
        se realiza el proceso.

        Asimismo, cuando el autor nos remite a un
        plano de la enunciación lo define
        como un acercamiento al fenómeno del
        lenguaje, que se interesa por las relaciones entre
        los protagonistas del discurso: locutor, receptor y
        referente. Este plano también toma en cuenta
        aspectos tales como la descripción de la
        enunciación, la situación
        espacio-temporal y la actitud del locutor hacia el
        discurso o hacia el referente.

        En lo referente a la situación de
        discurso
        , ésta se define como el
        conjunto de circunstancias donde se realiza un acto
        de enunciación. Su conocimiento se hace
        necesario para determinar los referentes, elegir
        una interpretación ante la
        ambigüedad, determinar sus componentes
        pragmáticos finales y la normalidad de la
        emisión en determinadas situaciones.

        Podemos afirmar, bajo las anteriores
        consideraciones, que todo discurso adquiere un
        carácter socio-cultural que necesita
        interpretarse no solamente en función de sus
        características lingüísticas,
        sino también a partir de las relaciones con
        su entorno inmediato de producción.
        Entendiéndolo de esta manera, la Escuela Francesa de Análisis
        del Discurso, concibe al objeto de su estudio como
        la huella de un acto de comunicación
        determinado socio-históricamente (Charaudeau
        y Maingueneau, 2002).

        Así, se puede pensar en el ejemplo
        concreto del análisis retórico sobre
        el llamado discurso político, donde se
        enfatiza la eficacia de este discurso a partir de
        sus repercusiones en un entorno social y en un
        momento de la historia determinado donde deben
        tomar decisiones sobre aspectos que hacen a su
        relación con el
        Estado. En este caso se manifiesta la
        cercanía de este producto
        lingüístico a uno de los protagonistas
        participantes de la enunciación, el
        receptor; a quien se debe convencer a través
        de los planteamientos que se expresan en este tipo
        de discurso.

        De la misma manera, en lo referente a la tercera
        concepción a tratar, y ante la
        confrontación de un aspecto especialmente
        complejo como la significación,
        Prieto (citado por Rosa 1978) atribuye al enunciado
        esta propiedad, que implica la
        participación del contexto
        lingüístico, contexto situacional y los
        interlocutores para producir un resultado
        semántico basado en esta interacción.
        Asimismo, el autor sugiere que los estudios que
        conforman una lingüística del discurso
        entienden a la significación inevitablemente
        conexa al acto del discurso y al habla.

        Consecuentemente, el discurso producirá
        significaciones que derivan de la constante
        interacción de elementos
        lingüísticos materializados, la
        situación discursiva y sus protagonistas. De
        esta manera, se evidencia la necesidad de
        relacionar los elementos del código
        lingüístico presentes en el discurso,
        los protagonistas del mismo y la situación
        del discurso para acceder a una
        complementación mutua del sentido
        global
        (coherente y relativamente
        autónomo) que admite esta forma del
        lenguaje.

      3. ELEMENTOS SITUACIONALES Y
        SIGNIFICACIÓN
      4. LA LINGÜÍSTICA DEL
        DISCURSO

Ante la creciente proliferación del término
discurso, entendida como un síntoma de un cambio en la
manera de concebir el lenguaje, Maingueneau (citado por Amossy,
2000: 15) define la Lingüística del Discurso como un
conjunto de investigaciones que se acercan al lenguaje poniendo
en primer plano la actividad del sujeto hablante, la
dinámica enunciativa y la relación a un contexto
social.

Según Charaudeau y Maingueneau (2002: 187 y ss), el
mencionado cambio resulta de la repercusión de algunas
ideas centrales que ha venido planteando la pragmática.
Dichas ideas que pueden resumirse de la siguiente manera:

  • El discurso moviliza estructuras de mayor
    extensión y de un orden diferente al de la frase.
  • El discurso está orientado en función de
    una intención del emisor.
  • El discurso es una forma de acción ya que toda
    enunciación es un acto que intenta modificar una
    situación particular.
  • El discurso es interactivo, supone la presencia de un
    receptor en función de quien se construye un
    discurso.
  • El discurso está contextualizado pues se asigna
    sentido a los enunciados en base a la relación que
    establecen con un escenario o contexto.
  • El discurso está regido por normas ya que
    los actos del lenguaje implican reglas sociales
    particulares.
  • El discurso se concibe en una relación
    interdiscursiva, que establece ciertos nexos entre los
    discursos existentes en un momento histórico
    determinado.

Los aportes teóricos que se han realizado sobre el uso
del lenguaje en su contexto social, permiten tener una idea
más clara del objeto de estudio que, esta vez, se plantea
en un espacio que permita pensar la lingüística de
otra manera y permitir su interacción con nuevos
planteamientos en un plano más cercano al uso de los
signos, sin
que esto implique olvidarnos del sistema lingüístico
en el que se fundan.

  1. CONSIDERACIONES
    EN TORNO AL TEMA

Al haber planteado, al menos panorámicamente, las
relaciones que establece el discurso con elementos
lingüísticos, situacionales y significativos, la
propuesta de una definición operacional que nos permita
trabajar sobre el mencionado fenómeno, no puede menos que
incorporar estos aspectos en su formulación.

El código lingüístico es el sustento
estructural del discurso, su actualización en una
situación real implicará su ubicación en un
contexto material, social y cultural que brindará
elementos adicionales a este reflejo de la construcción lingüística. La
interrelación con estos elementos producirá
repercusiones en la significación del discurso.

Las reflexiones desarrolladas a lo largo del presente
planteamiento, permiten concebir al discurso, desde la
perspectiva del presente estudio, como aquel todo coherente de
enunciados lingüísticos que, actualizado en la
situación de discurso, adquiere significados basados en
las múltiples relaciones que (intra y
extra-discursivamente) concurren al acto de su enunciación
en el interior de una sociedad.

Esta manera de aproximación al discurso, reviste una
importancia fundamental ya que permite destacar y analizar
aspectos que anteriormente se habían descuidado o
considerado como secundarios e irrelevantes al estudio del
sistema lingüístico.

Así, el estudio contemporáneo del lenguaje exige
que se considere su uso en su contexto social, como una manera
enriquecedora de entender a este fenómeno
multifacético.

  1. ANTECEDENTES Y TIPOS DE ANÁLISIS DEL
    DISCURSO
  2. Para los estudiosos del lenguaje, el Análisis del
    Discurso (AD) ha venido adquiriendo una importancia
    capital
    al momento de constituirse en un campo fructífero
    para el estudio interdisciplinario de los fenómenos
    del discurso. Así, disciplinas como la
    lingüística, la sociología y la psicología, entre otras, ha reclamado
    para sí este objeto de estudio que ha ocasionado,
    muchas veces, una reformulación de temas capitales
    al interior de estas disciplinas.

    Es en este entendido que, autoras como Suaznábar
    (citada por Alarcón 1998: 15-22) y Martinez (2001:
    11), expresan la necesidad de enfocar el estudio del
    discurso desde distintas perspectivas que puedan entenderlo
    ya sea como un encadenamiento de oraciones, como un
    producto semántico de los hablantes o como otras
    formas más específicas circunscritas al
    estudio de diferentes disciplinas. Esta aproximación
    o tratamiento interdisciplinario, según las autoras,
    se evidencia al momento de estudiar el uso del lenguaje que
    ejercen los interlocutores en su espacio social: en los
    contextos de emisión y recepción
    diferenciados.

    Ciertamente, existe un alto grado de credibilidad en el
    criterio anteriormente expresado ya que, al tratarse de un
    fenómeno que sobrepasa los límites
    tradicionales de estudio de las disciplinas con él
    relacionadas, se necesita del apoyo conjunto de las mismas,
    pues los fenómenos sociales no pueden concebirse
    aislados de la influencia de las múltiples variables
    que los constituyen en la realidad cotidiana.

    De esta manera, revisaremos a continuación
    algunas propuestas teóricas que permitirán
    entender el amplio campo que abarca el AD dentro de las
    ciencias sociales y humanísticas
    contemporáneas.

    1. EL ANALISIS
      DEL DISCURSO Y LOS ESTUDIOS SOBRE EL DISCURSO
    2. El tratamiento que se ha dado al discurso en los
      últimos años permite, a autores como
      Charaudeau y Maingueneau, definir al AD como una
      "discipline relativement récente" (2002:
      41) cuyas definiciones son amplias cuando se lo
      considera equivalente a los estudios del discurso;
      asimismo, estas definiciones pueden ser restrictivas
      cuando se distingue al AD desde las disciplinas que
      toman el discurso por objeto.

      El surgimiento de ésta disciplina,
      según los autores, resulta de la convergencia de
      corrientes recientes y otras antiguas renovadas (e.g.
      la retórica) dentro del estudio del lenguaje.
      Así, durante los años sesenta, se esbozan
      las corrientes que constituirán el actual campo
      del AD: la etnografía de la
      comunicación, el análisis de la
      conversación, la pragmática, la teoría de la enunciación y
      la lingüística textual. A estas corrientes
      se les suman aquellas reflexiones desarrolladas en
      otros dominios de las ciencias sociales y humanas como
      aquellas planteadas por Foucault (sobre la
      circunscripción socio histórica de los
      discursos) y Bajtín (sobre el carácter
      dialógico del lenguaje).

      Sobre este punto, cabe reasaltar lo expresado por
      Verón (citado por Marafioti 2002: 92-94) cuando
      menciona que el concepto de Discurso apareció en
      los años setenta posibilitando, a través
      de esta idea, una ruptura conceptual con la
      lingüística de la lengua y la teoría
      generativa-transformacional. Esto debido al
      énfasis dado a la naturaleza social del lenguaje
      como práctica discursiva, haciendo que el
      concepto de discurso no fuera concebible en el plano
      del sistema lingüístico abstracto.

      De esta manera, los análisis del discurso
      como un uso social del lenguaje, esto es, la
      actualización del sistema
      lingüístico o lengua en una
      situación concreta de comunicación, se
      encuentran albergados por el amplio paraguas del campo
      de estudio interdisciplinario que constituye el AD, que
      desde estas distintas corrientes y disciplinas, examina
      el discurso puesto en marcha en su contexto social.

    3. LOS POLOS
      FORMALISTA Y FUNCIONALISTA EN EL ANÁLISIS DEL
      DISCURSO

Desde una visión más cercana al estudio de la
oralidad, Vinch y Zabala discuten sobre lo que ellos denominan
"los diferentes enfoques" (2004: 45) del AD, cuya base, son los
grandes paradigmas de
la lingüística contemporánea.

Así, los autores indican que uno de los paradigmas
fundamentales es el denominado formalista, que concibe al
lenguaje como un fenómeno mental; es decir, como un
sistema autónomo y homogéneo cuya gramática
interna, en sus diferentes niveles, constituye el objeto de
estudio de la lingüística. Este paradigma
excluye aspectos sociales externos ya que éstos son ajenos
al sistema y no interfieren en su organización interna; su perspectiva
principal es la gramática generativa transformacional de
Chomsky.

El otro paradigma es el denominado funcionalista, que se
caracteriza por la prioridad que muestra sobre el
estudio del habla como fenómeno social; de esta manera,
los estudios bajo este paradigma enfatizan las funciones
sociales que cumple el lenguaje y, si bien estas funciones son
externas, hacen parte de su naturaleza e inciden en el sistema
lingüístico que origina los hechos del lenguaje.

A este respecto, Martínez (2001), también
coincide en señalar que la lingüística tuvo
dos grandes momentos de desarrollo: el primero, ya referido, es
el estructuralismo cuyos inicios se remontan a
inicios del siglo veinte, mientras que el segundo gran momento,
se caracteriza como el giro lingüístico de mediados
del mismo siglo (hacia los años setenta) con la
teoría de los actos de habla y sus condiciones de
producción que estudia la pragmática.

Estos autores diferencian la manera en que se ha concebido el
estudio del lenguaje en los últimos años. Estas
visiones o maneras de encarar el estudio del lenguaje han
desarrollado diversos trabajos sobre la lingüística y
el discurso; esta variedad ha puesto de manifiesto la necesidad
de establecer un criterio de clasificación que permita
ubicarlos según las visiones dentro de las cuales han sido
concebidos.

De esta forma, se retoma el planteamiento de Vinch y Zabala
sobre los paradigmas formalista y funcionalista
considerándolos como dos polos de un continuo que alberga
diferentes tipos de AD que contemplan las siguientes
características (2004: 45 y ss.):

Polo Formalista del
AD

Polo Funcionalista del
AD

  • Estudia al Discurso como una unidad
    estructural superior al nivel de la oración
    cuyos constituyentes internos y sus relaciones no toman
    en cuenta el contexto social.
  • Utiliza métodos estructurales del
    análisis lingüístico.
  • Estudia los significados proposicionales o
    referenciales.
  • Estudia al Discurso como el uso
    lingüístico y sus funciones en un
    contexto social particular.
  • Utiliza métodos etnográficos
    para el conocimiento de los fenómenos
    discursivos.
  • Se preocupa del estudio de los significados
    expresivos y socio-culturales.

Así planteado, el AD incluirá distintos
tipos de estudios que se encontrarán más cercanos a
cada uno de los polos, esto sin necesidad de que los trabajos
realizados desde una u otra manera de encarar el discurso,
excluyan la posibilidad de un análisis mixto que incluya
tanto elementos característicos de estudios
próximos al polo formalista, como aquellos cercanos al
polo funcionalista.

  1. TIPOS DE
    ANÁLISIS DEL DISCURSO DE CORTE
    FUNCIONALISTA
  2. Al acercarnos al polo funcionalista del AD se debe
    considerar, al menos brevemente, algunos de los tipos o
    variedades de AD; variedades significativas por la manera
    en que estas investigaciones se han acercado al estudio del
    uso del lenguaje en su contexto social.

    Entre los tipos de AD, tenemos al Análisis
    de la Conversación cuya principal
    preocupación gravita sobre la interacción en
    el habla, los detalles referenciales y de sentido que
    proyecta esta interacción subordinada al contexto de
    su emisión (Wood y Kroger 2000). Este
    análisis se inscribe en la tradición
    anglosajona que concibe al discurso como una actividad
    interactiva (Charaudeau y Maingueneau 2002).

    Por otra parte, tenemos al Análisis
    Crítico del Discurso que es una variedad del AD que
    pone en relieve el estudio de las relaciones entre lenguaje
    y poder.
    Según Wood y Kroger, este análisis enfoca
    problemas
    sociales y la mediación discursiva inherente a
    ellos, incorporando una perspectiva histórica y
    crítica. Este tipo de análisis
    intenta intervenir, a través del uso
    lingüístico, en la construcción social
    de la realidad para cambiar las relaciones de poder entre
    los grupos
    dominantes y dominados de la sociedad (Vinch y Zabala,
    2004).

    La pragmática, considerada como un tipo de
    AD, estudia los significados producidos por el uso del
    lenguaje a través de herramientas metodológicas como los
    actos de habla, las implicaturas conversacionales, la
    deíxis, los marcadores y los modalizadores (Wood y
    Kroger 2000).

    Otro tipo de AD, entendido como un punto de vista
    específico sobre el discurso persuasivo, es la
    retórica (Antezana 1977), que llega hasta nuestros
    días como el estudio la elocutio o el
    discurso figurado. Esta aproximación ha tenido un
    afán clasificatorio que ha descuidado otros aspectos
    por demás importantes (e.g. el papel del
    ethos oratorio en el discurso retórico) que
    hacen al estudio emprendido por la retórica
    clásica y las teorías contemporáneas de la
    argumentación.

    Finalmente, puede apuntarse una variedad del AD
    identificada bajo la denominación de
    Psicología Discursiva Social. Wood y Kroger (2000)
    atribuyen a esta versión de AD desarrollada en la
    psicología social, la
    reelaboración de conceptos de psicología
    cognitiva como la
    memoria, la percepción, etc., a partir de ideas
    del AD. Lo importante a destacar con esta
    aproximación al estudio de fenómenos
    discursivos, es que se la puede considerar como un tipo de
    AD surgido desde una disciplina humanística
    particular diferente a la lingüística o la
    semiología.

    Dentro de las contribuciones teóricas
    realizadas al AD desde otras perspectivas funcionales,
    más ligadas a dominios como el de la historia de las
    ideas, es imprescindible citar la teoría del
    discurso trazada por M. Foucault. Esta es una teoría
    que permite al AD adoptar ciertas nociones desarrolladas
    por el pensador francés y aplicarlas a los estudios
    relacionados con el uso del lenguaje en su contexto
    social.

    En este sentido, Charaudeau y Maingueneau (2002)
    nos acercan a las nociones de discurso,
    formación discursiva y práctica
    discursiva
    que plantea el filósofo
    francés. Dichas nociones son adoptadas y empleadas
    por la Escuela Francesa de AD de los años sesenta y
    setenta para el estudio de los fenómenos
    discursivos.

    Charaudeau y Maingueneau indican que el pensador
    francés entiende al discurso como un conjunto
    de enunciados que pertenecen a una misma formación
    discursiva. Cabe mencionar sobre esta definición,
    que Foucault entiende a los enunciados de una manera
    más pragmática que lingüística:
    los enunciados se entienden como eventos
    enunciativos que irrumpen en la historia.

    Así el filósofo francés
    menciona que lo que es el discurso se vincula estrechamente
    con "(…) su realidad material de cosa pronunciada o
    escrita (…)" (Foucault 1970: 2); de esta manera, se
    percibe la verdadera cercanía de las ideas del
    autor, a una manera de encarar el lenguaje desde su uso en
    un contexto social particular.

    Asimismo, la noción de formación
    discursiva
    formulada por Foucault, originalmente es
    concebida por el pensador francés como un sistema de
    reglas alejado de la puesta en escena de un texto,
    entonces, alejado del marco del AD. Posteriormente,
    Charaudeau y Maingueneau atribuyen la introducción de la idea al AD a M.
    Pecheux. Este autor, desde una visión marxista,
    indica que toda formación social (resultado de la
    relación entre clases
    sociales) implica la existencia de formaciones
    ideológicas que incluyen posiciones que mantienen
    entre ellas relaciones de antagonismo o alianza.
    Así, estas formaciones ideológicas
    incluirán a su vez, una o más formaciones
    discursivas que determinan lo que puede y debe ser dicho
    desde una posición en una coyuntura
    específica.

    De esta manera, la noción de
    formación discursiva para La Escuela Francesa de AD,
    designa a todo conjunto de enunciados
    socio-históricamente circunscritos que se pueden
    relacionar a una entidad enunciativa, e.g. el discurso
    comunista, el discurso de un gobierno, de una ciencia,
    etc.

    En tercer lugar, Charaudeau y Maingueneau
    describen otro elemento utilizado por la Escuela Francesa
    del AD a partir del aporte de Foucault, es la denominada
    práctica discursiva. El término
    discurso esta muy cercano al de práctica
    discursiva
    ya que ambos hacen referencia al lenguaje en
    uso, sin embargo, ésta última permite la toma
    de una posición teórica al considerar al
    discurso como una forma de acción sobre el mundo,
    particularmente, sobre las relaciones de fuerza en la
    sociedad.

    Foucault, destaca al respecto:

    "(…) el discurso no es simplemente aquello que
    traduce las luchas y los sistemas
    de dominación, sino aquello por lo que, y por medio
    de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno
    adueñarse (…)" (Foucault 1970: 2).

    Así, la principal contribución de la
    teoría de M. Foucault al AD, se traduce en el
    entendimiento del discurso como un hecho histórico,
    situado socialmente en una formación discursiva cuya
    acción sobre la realidad se da, únicamente, a
    través de la praxis
    del lenguaje.

  3. EL APORTE DE
    FOUCAULT AL ANÁLISIS DEL DISCURSO
  4. CONSIDERACIONES
    EN TORNO AL TEMA

Ante la concepción del AD como un campo de
estudio interdisciplinario conformado por investigaciones que
tienen como objeto de estudio al uso social del lenguaje, se
deduce que una manera adecuada de clasificación de los
mismos, se realizará en función a los paradigmas
lingüísticos funcional y formal. El establecimiento
de los estudios del discurso en algún lugar del continuo
que forman los polos funcionalista y formalista anteriormente
referidos, permiten situar, de manera esquemática y
operativa, a los diversos tipos de AD que se desarrollan en la
actualidad.

Asimismo, no se debe pasar por alto el aspecto
relacionado con el origen y desarrollo de otros tipos de AD a
partir de las diferentes disciplinas sociales y
humanísticas que tienen como objeto de estudio al
discurso; así, podemos hablar de un análisis del
discurso desde la sociología, la psicología, la
lingüística, etc. cuyos valiosos aportes, permiten el
fortalecimiento del AD.

Los enfoques funcionalista y formalista nos permiten
pensar en el desarrollo de Escuelas que serán las
corrientes o tendencias en cuyo seno se desarrollan
teorías y tipos de AD. Estas variedades de AD deben
propender a un tratamiento interdisciplinario (o al menos
multidisciplinario), de los fenómenos discursivos
susceptibles de análisis; sólo de esta manera puede
pretenderse un entendimiento medianamente acertado sobre su
enorme complejidad y definir sistemáticamente sus
características en un contexto comunicativo
particular.

Se puede plantear a manera de resumen, el siguiente
esquema que sitúa el estudio emprendido en el campo del
Análisis del Discurso:

 

  1. EL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO:
    APROXIMACIONES TEÓRICAS Y
    DEMARCACIÓN
  2. El conocimiento de las principales aproximaciones
    contemporáneas al estudio de la argumentación
    en el discurso, permiten acercarnos a una
    comprensión más adecuada de sus campos de
    acción, sus objetos de estudio y sus métodos
    de análisis. En este entendido, se hace necesaria
    una revisión, al menos general, de los acercamientos
    retóricos, lógicos y pragmáticos que
    se ocupan del tema en cuestión. Este breve repaso,
    permitirá reflexionar sobre las bases que
    constituyen el análisis de la argumentación e
    iniciarnos en el estudio de la eficacia del discurso en
    nuestra sociedad.

    1. APROXIMACIONES
      RETÓRICAS
    2. Los estudios que desde la retórica se
      realizan sobre el fenómeno de la
      argumentación, deben considerarse en sus dos
      vertientes más importantes que son la
      retórica de Aristóteles y los aportes
      realizados desde la teoría de la
      argumentación planteada por Ch.
      Perelman.

      Aristóteles (citado por Amossy 2000)
      considera que el
      hombre ejerce influencia mediante el uso del
      discurso y, en su obra, la retórica analiza la
      facultad de considerar, para cada tema, lo que puede
      ser conveniente a persuadir.

      La retórica clásica está
      marcada por un profundo carácter social y
      cultural que se desenvuelve en el espacio
      político e institucional de la polis
      griega, donde el arte
      de persuadir se ejecuta ante el libre juicio de sus
      miembros, de manera que se permita el orden de la
      justicia y el funcionamiento de la
      democracia.

      En la concepción Aristotélica,
      el discurso retórico se concibe como destinado a
      un auditorio al que intenta influenciar,
      sometiéndolo a posiciones susceptibles de
      aparecer ante él razonables. La retórica
      se practicaba en todos los dominios donde se debe
      adoptar una opinión fundada en lo que parece
      creíble, ya que lo que importa en los asuntos
      humanos raramente es el orden de la verdad demostrable
      o demostrada: lo probable y lo opinable constituyen el
      horizonte y la fuerza de la retórica.

      En este entendido, el discurso retórico
      se definirá como aquel que, inserto en un
      proceso de comunicación, intenta actuar sobre
      las mentes y las acciones de su auditorio a
      través de estrategias verbales.

      Según la concepción
      aristotélica, este discurso exige del auditorio
      la capacidad de razonar (el término griego
      logos designa al pensamiento y la palabra) a
      través de dos operaciones principales: la
      primera, el entimema que es un silogismo incompleto
      resultado de un proceso de deducción y, la segunda que es el
      ejemplo, entendido como, una analogía procedente
      de una inducción.

      Asimismo, se asigna similar importancia a otro
      de los elementos substanciales de la persuasión
      retórica: el ethos. Este refiere a la
      imagen del orador que, proyectada en el
      discurso, contribuye a su efectividad a través
      de las características de autoridad o credibilidad
      reflejadas.

      Finalmente, el tercer gran elemento a
      considerar dentro del planteamiento
      aristotélico, es el pathos, que se
      entiende como la emoción y pasiones que se
      intentan suscitar en el auditorio, de manera que
      mediante la sensibilización, éste pueda
      adherirse a los planteamientos formulados.

      Cabe mencionar que tanto el logos, como
      el ethos y el pathos, se conciben en la
      visión aristotélica como un conjunto
      indisoluble que hace del discurso persuasivo, el
      motor de la acción
      social.

      Por otra parte, en lo referente al enfoque que
      brinda Perelman (citado por Marafioti 2002:190-191),
      éste intenta construir una teoría de la
      argumentación que analice los medios de prueba en las ciencias humanas
      a partir de una visión que parte desde el
      esquema jurídico.

      El modelo que propone Perelman, se
      relaciona con las condiciones de probabilidad y provisionalidad de la
      dialéctica aristotélica, definida como el
      arte de razonar a partir de las opiniones aceptadas;
      esto es, considerar lo opinable como verosímil:
      se puede deliberar y argumentar con razones admisibles
      para conseguir la adhesión del auditorio. Se
      entiende como "justo" no solamente lo legal y
      equitativo, sino lo "justificado" o
      fundamentado.

      La situación de conflicto, se establece como punto
      inicial de la argumentación; dicha
      situación debe ser resuelta por una
      decisión originada en el discurso que opera
      sobre el auditorio, y ésta decisión
      estará acompañada de motivaciones
      orientadas a persuadir.

      La función de la argumentación
      es, entonces, la regulación de conflictos generados por el encuentro de
      sistemas de valores e ideas diferentes; al no
      poderse demostrar completamente los sistemas de
      valores, estos se consideran razonables; el fin de la
      argumentación es, consecuentemente, el de
      proponer modelos de lógica práctica que
      permitan la toma de
      decisiones.

      Desde esta perspectiva, la
      argumentación se opone a la demostración
      filosófica porque esta última es un
      cálculo en función a
      reglas del pensamiento que llevan a una
      conclusión a partir de premisas indiscutibles
      (axiomas). La argumentación es, más bien,
      un encuentro de pensamientos donde el orador desea
      persuadir y el auditorio está dispuesto a
      escuchar. Asimismo, su realización modifica el
      estado de las cosas: las sociedades
      contemporáneas poseen instituciones destinadas al debate y
      otras que ejecutan acciones que modifican la realidad
      en base a los resultados de este debate.

      La diferencia fundamental entre el
      planteamiento perelmaniano y las aproximaciones
      lógicas, es que el primero trabaja con un
      auditorio y resalta su importancia en la
      argumentación mientras que el segundo considera
      al auditorio como un elemento ajeno al
      fenómeno.

      Perelman define al auditorio como el conjunto
      de aquellos en quienes el orador quiere influir con su
      argumentación y, siendo el discurso portador de
      razón, ésta debe ser compartida con un
      auditorio; de ésta manera, lo compartido
      adquiere un valor de racionalidad necesario para
      cualquier argumentación. El orador busca,
      entonces, la coincidencia de su discurso con las ideas
      del auditorio y es esto precisamente lo que lo
      diferencia de otro tipo de discurso.

      En este entendido y pensando en lo que se
      puede denominar, desde la perspectiva del presente
      trabajo, una "veracidad convencional", la
      argumentación no tiene presente la noción
      de verdad absoluta pues no busca aproximarse a ella,
      sino busca influenciar en un auditorio y, a partir de
      la toma de conciencia de este tipo de receptor,
      orientar las actividades lingüísticas y
      modelar la estructura de los argumentos en la
      situación retórica. La fuerza de los
      argumentos, entonces, proviene de la situación
      comunicativa más que de su noción de
      verdad: un argumento es fuerte si provoca
      adhesión, su valor está determinado por
      el auditorio.

      Finalmente, el enfoque perelmaniano diferencia
      tres clases de auditorios: el universal (referente a
      todos los hombres capaces de razonar), el interlocutor
      (particular en el dialogo), el propio sujeto (en la
      deliberación interna). Para el primer caso, se
      advierte que los hombres dotados de la misma capacidad
      adoptarán las mismas conclusiones, mientras que
      en el segundo caso, se concibe al auditorio como una
      muestra (un representante) de una clase de oyentes; en el tercer caso, se
      advierte una polifonía interna.

      Las teorías contemporáneas de la
      argumentación se inscriben en la
      filosofía como una alternativa a la
      lógica formal que no se muestra adecuada para el
      estudio del lenguaje natural (Amossy, 2000).

      Las aproximaciones al fenómeno,
      plantean el estudio de una lógica propia de la
      argumentación, que incluye operaciones
      cognitivas y una organización concreta en una
      situación comunicativa.

      La disciplina denominada lógica
      informal se centra en la construcción del
      razonamiento válido en la vida diaria, fuera de
      los marcos de la lógica formal; se pregunta por
      la naturaleza, estructura y validez de los argumentos.
      Su interés por los argumentos engañosos,
      o paralogismos (en inglés, fallacies), la
      llevó a tener una orientación normativa
      hacia un razonamiento válido y una
      argumentación honrada.

      Por otra parte, J.B. Grize (1990; citado por
      Amossy, 2000), plantea una lógica natural donde
      intenta establecer un modelo de argumentación
      que considera funcionamientos lógico-discursivos
      en una escena de comunicación. Así,
      mediante la argumentación se intentará
      hacer compartir una visión a nuestro
      interlocutor, a través de la modificación
      de las representaciones que se le exhiben.

      Estas representaciones, para Grize, son las
      imágenes pre-concebidas del
      objeto y de los participantes del intercambio verbal
      que tienen el orador y el destinatario antes de la
      ejecución del discurso. Estas representaciones
      se asientan en el discurso como esquematizaciones, que
      son sus formas simplificadas; estas esquematizaciones,
      a su vez, construyen imágenes que son el
      producto del proceso de
      interlocución.

      El aporte fundamental del presente enfoque es
      el de concebir a la argumentación como un
      discurso que, desarrollado en una situación de
      comunicación, modela las maneras de pensar de
      los participantes a través de la
      modificación de las imágenes y
      preconceptos que expresan los actores de la
      interlocución.

    3. APROXIMACIONES
      LÓGICAS

      Los aportes de Anscombre y Ducrot (citados por
      Escandell 1993) se inscriben en la teoría de la
      argumentación francesa, que centra su
      atención en ciertos tipos de adecuación
      de los enunciados al contexto
      lingüístico.

      Los autores describen los principios que rigen los encadenamientos
      argumentativos y que dependen de la estructura
      lingüística de los enunciados. Se muestran
      los elementos, reglas y principios que determinan
      la
      organización externa y la
      interpretación de las
      argumentaciones.

      Bajo este enfoque, argumentar se entiende como
      dar razones a favor de una conclusión: un
      enunciado, o un conjunto de ellos (argumentos), hacen
      admitir otro enunciado (conclusión). La
      argumentación como relación discursiva,
      liga argumentos a una conclusión y los presenta
      como si fueran buenas razones para apoyarla.

      Este tipo de acto ilocutivo (la
      argumentación) es realizado a través de
      la forma lingüística de los enunciados,
      para hacer admitir una conclusión a un
      interlocutor. La teoría de la
      argumentación se ocupa de los medios que
      proporciona la lengua para orientar argumentativamente
      sus enunciados.

      Las diferencias que se establecen entre la
      argumentación lógica y la discursiva,
      radican principalmente en que la primera, tiene un
      número de argumentos determinados previamente y
      la conclusión es automática, mientras que
      en la segunda, puede haber un número mayor de
      argumentos (implícitos o explícitos,
      fuertes o débiles) que lleven a conclusiones
      diferentes.

      Asimismo, los medios lingüísticos
      externalizan y orientan argumentativamente los
      enunciados a través de marcadores argumentativos
      que afectan a un enunciado (operadores) y enlazan dos o
      más enunciados (conectores). Los operadores
      generalmente restringen los encadenamientos posibles de
      un argumento, mientras que los conectores convierten en
      una unidad argumentativa a un conjunto de enunciados.
      La clasificación de los conectores se realiza en
      base a su función, valencia y
      orientación; el siguiente esquema presentado por
      Escandell (1993) resume sus propiedades:

       

      En último lugar, el planteamiento de
      Anscombre y Ducrot, considera elementos de tipo
      conceptual que intervienen en la relación
      argumentativa: las escalas argumentativas y los
      topoï o lugares comunes. En el primer caso,
      se establece la ordenación de un conjunto de
      argumentos en virtud de su fuerza argumentativa; el
      segundo caso, concibe a los topoï como
      reglas de razonamiento admitidas por una sociedad, que
      establecen una correspondencia entre enunciados, de
      esta manera se puede pensar en una lógica propia
      de la argumentación.

    4. APROXIMACIONES
      PRAGMÁTICAS

      A partir del análisis de los estudios
      realizados en los ámbitos en que se inscribe la
      argumentación, Amossy 2000, esboza los
      principios y el objeto de estudio de la teoría
      de Análisis Argumentativo (AA) que a
      continuación se plantea.

      Es así que al referirse a los
      principios del AA, se diseña una
      aproximación a la argumentación basada
      en: a) un acercamiento fundado en el uso del lenguaje
      en un b) contexto comunicativo que contemple un c)
      intercambio activo entre orador y auditorio para
      establecer las bases del acuerdo; asimismo, se
      consideran los d) recursos estilísticos
      presentes en el discurso argumentativo que se e)
      concibe como un todo coherente de
      enunciados.

      En lo referente al objeto de estudio del AA,
      Amossy distingue entre los conceptos de
      dimensión e intención
      argumentativa. Los discursos inscritos en una
      dimensión argumentativa implican
      únicamente la transmisión de un punto de
      vista sobre las cosas, donde no se busca expresamente
      la modificación de las posiciones del
      interlocutor. Esta dimensión no se debe
      confundir con los discursos cuyas intenciones son
      argumentativas e implican un trabajo de
      persuasión, sostenido por una intención
      consciente que ofrece estrategias programadas a ese
      efecto.

      De esta manera el AA, retomando elementos de
      los análisis retórico, pragmático
      y lógico, se propone estudiar los recursos
      verbales que se ponen en marcha en el discurso, para
      intentar persuadir a un auditorio en una
      situación comunicativa concreta. El tratamiento
      realizado a la argumentación mediante este
      modelo, contempla problemas centrales como el
      dispositivo de enunciación, es decir, los
      interlocutores y la situación del discurso;
      asimismo, se examina la dinámica interactiva que
      destacan las estrategias del intercambio argumentativo,
      estudiada en un vasto campo de eventos de
      discurso.

    5. PRINCIPIOS
      Y OBJETOS DEL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO

      Los estudios realizados desde la perspectiva
      de la lingüística del discurso, tal es el
      caso del análisis de la argumentación
      discursiva —entendido como el estudio de los
      recursos verbales mediante los cuales un orador intenta
      actuar sobre un público para orientar sus formas
      de pensar—, se enmarcan de forma incuestionable
      en una orientación comunicativa en
      función a la naturaleza eminentemente social de
      la producción, ejecución y
      recepción de mensajes.

      En este contexto, los seres humanos nos
      comunicamos continuamente interactuando en sociedad y
      participando de este proceso no solamente a
      través de la emisión de unidades menores
      de significado, sino también a partir de
      componentes significativos complejos que articulan las
      ideas y sentimientos de los miembros de nuestras
      sociedades en un momento particular de su desarrollo
      histórico.

      Es así que el estudio de los
      fenómenos discursivo-comunicativos en su
      contexto social, adquiere la particular importancia de
      establecer los fundamentos para un análisis
      interdisciplinario que permita comprender las
      particularidades del tejido socio-cultural local y
      nacional.

      De esta manera, en un contexto comunicativo
      dinámico, los sujetos participantes de este
      proceso aportan características particulares a
      la confección de los tipos de discursos. Entre
      estos sujetos se encuentra el auditorio, concebido como
      el receptor-destinatario de la información
      argumentativa en un contexto social-comunicativo, que
      reflejará las características propias de
      su actividad y afectará a la construcción
      del tipo de discurso argumentativo a través de
      modalidades específicas.

      En este entendido, el desarrollo que sigue
      analiza las características generales de la
      comunicación humana, la dinámica del
      auditorio en este proceso y la reflexión sobre
      su naturaleza en el proceso de construcción del
      discurso de tipo argumentativo, de manera que se pueda
      esbozar una conceptualización del auditorio en
      el análisis del discurso argumentativo
      contemplando sus características
      comunicativas.

      1. APROXIMACIONES
        COMUNICACIONALES
      2. Si bien la mayoría de los autores
        tiende a elaborar modelos de comunicación
        que describen los elementos que participan en ella
        —emisor, receptor, referente, mensaje, canal,
        etc. —, ellos también coinciden en
        definir a la comunicación como un
        proceso que se entiende como un acto
        dinámico, donde sus diferentes fases de
        realización interrelacionan de manera
        particular los elementos descritos en dichos
        modelos.

        Un ejemplo de modelo ecléctico de
        comunicación es presentado por Torrico de
        manera gráfica en el siguiente
        esquema:

        Ilust. 1. Modelo
        ecléctico de comunicación (Torrico
        1993: 15)

        Las aproximaciones más habituales
        al fenómeno comunicativo, en el afán
        de sintetizar su naturaleza, la caracterizan como
        un proceso de transmisión de
        información de un sujeto a otro (Muraro,
        1977; Rosa 1978); sin embargo, la innovación constante en su
        concepción permite otras definiciones del
        fenómeno advertido como:

        "un proceso de intercambio de mensajes
        significativos entre dos sistemas interactivos que,
        partiendo de algo en común y a través
        de los medios adecuados, alcanza el objetivo de afectar
        dinámicamente sus respectivos estados"

        (Coello, 1991)

        La importancia asignada a esta
        definición, se manifiesta no solamente en la
        medida que considera a la comunicación como
        un proceso dinámico donde los elementos
        participantes en ella entran en relación
        constante y cumplen sus funciones
        específicas dentro del sistema comunicativo,
        sino también revela que esta interactividad
        no repercute de manera pasiva en los
        interlocutores, sino tiene un objetivo manifiesto,
        en mayor o menor grado, de afectar sus estados,
        vale decir, que modifica su realidad social a
        partir de la ejecución del proceso
        mismo.

        La manifiesta relación entre emisor
        y receptor no ocurre en una situación
        comunicativa donde simplemente sucede un
        intercambio aplacado de información, sino
        que esta interrelación transcurre, en muchos
        casos y en grados diferentes, en una suerte de
        disputa por imponer puntos de vista o influir en el
        interlocutor. Una manera de realización de
        este proceso es, entonces, la producción de
        mensajes discursivo-argumentativos que, como un
        conjunto ordenado de enunciados significativos
        conducentes a ciertas conclusiones, tendrán
        el objetivo de modificar el estado social-cultural
        del otro participante de la comunicación y
        eventualmente repercutir en su conducta y su accionar en el medio
        social.

        Una aproximación comunicacional al
        estudio de la argumentación discursiva,
        permite, consecuentemente, analizar las
        características y relaciones establecidas
        entre los elementos y sujetos participantes del
        intercambio comunicativo en la producción de
        discursos con intenciones y objetivos argumentativos
        manifiestos.

      3. EL
        AUDITORIO ACTIVO
    6. EL AUDITORIO
      EN EL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO: CONSIDERACIONES
      COMUNICACIONALES SOBRE EL FENÓMENO

Inicialmente, casi de manera intuitiva, percibimos la
naturaleza activa del receptor de la comunicación,
basándonos en el razonamiento que indica que todo emisor
dinámico es también un receptor potencial, cuyo
rasgo de actividad se mantiene, aunque de manera distinta, cuando
cumple otra función dentro del sistema
comunicativo.

En referencia a este particular, los rudimentos de los
estudios comunicacionales, probablemente basados en la amplia
difusión y el incremento de posibilidades
tecnológicas en los medios de
comunicación de masas, sugirieron la idea de una
audiencia-receptora considerablemente manipulable por los
mensajes producidos y distribuidos por estas
instituciones.

Posteriormente, con la aparición de estudios de
corte funcionalista en los años cuarenta, se vislumbra el
limitado papel que cumplirían los medios de
comunicación masivos en el supuesto que estos no
consideren la actividad de sus propias audiencias. Se invierte,
entonces, la pregunta ¿Qué hacen los medios con la
gente? a ¿Qué hace la gente con los medios?
(Lozano, 1995: 183).

Este revelador interés académico por el
quehacer de la audiencia-receptora, se plasma en el enfoque
denominado Usos y Gratificaciones, cuyos supuestos
principales son establecidos por Katz et al. (Ibíd.) y se
pueden resumir en los siguientes puntos:

  1. El público es activo.
  2. El público selecciona mensajes
    buscando satisfacer necesidades que le brinden
    gratificaciones.
  3. Las necesidades satisfechas por los medios son
    sólo un segmento de variadas necesidades
    humanas.
  4. El público tiene conciencia de sus
    necesidades
    y éstas pueden revelarse mediante la
    indagación sistemática.
  5. El uso que el público haga de los
    mensajes, manifestará la calidad y relevancia
    de los mismos.

 

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